¿Cómo puede competir América Latina en el mercado de divisas?

La presencia de las monedas de América Latina en el mercado de divisas es más bien débil, por diversos factores, como la estabilidad de la economía, las devaluaciones y la inflación en los países de la región. Pero, ¿se puede hacer algo al respecto? ¿Pueden aumentar su participación en el mercado de divisas, haciéndose competitivas?

Mercado mundial de divisas

Como se sabe, a diferencia de las bolsas de valores, el mercado de divisas no está reglado, ni existen entidades intermediarias. Cada operación es un acuerdo entre las partes, si bien puede haber agentes que intervienen, a nombre de dichas partes.

Ahora bien, el volumen de las operaciones depende de la necesidad de los clientes en cuanto a divisas, para realizar transacciones comerciales o, simplemente, de lo que se compra y vende, para invertir y ganar.

En el mismo orden de ideas, aunque el mercado mundial de divisas no tiene un centro, hay puntos neurálgicos. Nueva York, Londres, Tokio, Frankfurt, Zúrich, se cuentan entre las ciudades donde se concentra mayor volumen de operaciones.

Panorama de las divisas latinoamericanas

En la lista anterior no se mencionan ciudades de Latinoamérica; así como sus monedas no se cuentan entre los pares más negociados, categoría donde dominan el euro, el dólar, el yen, la libra, el franco suizo.

Esta no deja de parecer una situación paradójica. Pero, ¿por qué sucede? Veamos algunos factores que pueden contribuir.

Fortaleza de la moneda

Entre las primeras razones por las cuales una divisa es más negociada o usada se encuentra su fortaleza. En este sentido, las economías latinoamericanas tienen un serio hándicap, debido a las constantes devaluaciones.

Por mencionar algunos ejemplos, en 2022 el peso argentino perdió 41,4%.; el peso mexicano, por su parte, perdió 20% entre finales de 2022 y principios de 2023. Y estamos hablando de dos de las economías más grandes de la región.

Confianza país

En segundo lugar, está la confianza general en la economía del país. Por lo común, quien va a invertir prefiere una moneda sólida, que proteja su dinero, y no lo contrario. Pero, las economías latinoamericanas a veces no inspiran demasiada confianza en los inversionistas.

A esto contribuyen la inflación siempre presente, situación política inestable, toma de decisiones que no favorecen la inversión, instaurando medidas como control de cambio o límites de monto diario.

¿Cómo puede competir América Latina?

La respuesta más evidente a esta pregunta sería: hay que tener una moneda fuerte. Pero, esto genera a su vez otras interrogantes, con respecto a la vía o las vías para lograrlo. Veamos.

Una moneda única

Recientemente se ha vuelto a poner sobre la mesa de discusión la posibilidad de crear una moneda única para la región. Aunque la idea no es nueva, al parecer ahora no se trata solo de una propuesta, sino que ya se ha dado un primer paso.

En efecto, antes de la VII Cumbre de la CELAC, celebrada en Santiago de Chile en enero de 2023, los presidentes de Brasil y Argentina, Luiz Ignácio Lula da Silva y Alberto Fernández, hicieron el anuncio oficial de comenzar a trabajar por una divisa unitaria, para facilitar inicialmente el comercio bilateral.

Se prevé que la propuesta trascienda el ámbito de estas dos naciones, en el sentido de que se espera que se sumen a la iniciativa otros países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. No obstante, este camino no es corto, ni estará libre de obstáculos, pues hacen falta muchas cosas para lograrlo.

En algunas investigaciones se ha cuestionado la factibilidad de una posible unión monetaria en la región, pues se considera que los países de la región no tienen capacidad para mantener o estabilizar sus balanzas de pagos y estar solventes en relación con sus deudas; además de que sus modelos económicos difieren entre sí.

La otra opción: dolarización

Otra alternativa que se plantea para tener una moneda fuerte en la región es no crearla sino adoptar una. En este caso se trata del dólar, moneda que mantiene una relación bastante estrecha con las economías de Latinoamérica, hasta el punto de que se ha usado, de manera oficial o no oficial en algunos países, tales como:

  • Panamá: adoptó la moneda en 1904, en el contexto de la relación suscitada por la apertura del canal, cuyo principal beneficiario eran los Estados Unidos.

  • Ecuador: comenzando el año 2000, el gobierno de Quito se jugó la carta de la dolarización para salvar una economía hiperinflacionaria que parecía no tener salida. Pese al rechazo inicial de la medida, con el tiempo se aceptó y se afirma que, gracias a esto, la inflación se ha mantenido por debajo de los dos dígitos.

  • Venezuela: en un panorama peor al que tuvo Ecuador se encuentra Venezuela, donde los aumentos de los precios han roto todos los récords existentes. Si bien el bolívar sigue siendo la moneda oficial, los precios de la mayoría de los rubros se establecen en dólares, siendo esta moneda también de uso corriente.


    Dada la mayor confianza que genera esta moneda, la dolarización puede ser la solución a algunos problemas de la economía, como evitar la depreciación, reducir la salida de capitales, reducir el valor de riesgo-país, favoreciendo la inversión y la estabilidad.

    Pero, en cuanto a su participación en el mercado mundial de divisas, para Latinoamérica significaría no tener ninguna identidad. Sería como ir a las olimpiadas, pero bajo otra bandera.

    Y es que un país dolarizado, simplemente, pierde su soberanía monetaria, así como el control del circulante, ya que no es quien imprime los billetes, reduciéndose a su vez las opciones para financiar el gasto público.

    Consejo monetario

    De acuerdo con un estudio, la dolarización tiene sus beneficios, ya que no solo envía buenas señales al mercado y a los inversionistas, sino que obliga al gobierno del país a asumir mayor disciplina fiscal, manejar mejor su deuda, reduciendo el riesgo, aumentando la inversión y el crecimiento.

    No obstante, estos mismos objetivos se pueden lograr adoptando un Consejo monetario, en este caso para los países de América Latina. La misión de este ente sería fijar las tasas de cambio, bajo el principio de que cada unidad en circulación esté respaldada por las reservas internacionales o por el tesoro de la nación.

    Fortalecer la economía
    Pese a su dolarización y su baja inflación, Ecuador también ha tenido que recurrir al Fondo Monetario Internacional. Y es que, sea cual sea su moneda, los países exportadores de materias primas son vulnerables a las caídas de precios en los mercados internacionales. Y es el caso de la mayoría de los de Latinoamérica.
    Del mismo modo, esta dependencia afecta la economía y, por supuesto, el valor de la divisa. De paso, para 2023 las expectativas de crecimiento en la región no son alentadoras.

    Para que América Latina pueda competir en el mercado de divisas, con una moneda fuerte, respaldada por una economía sólida, se deben apuntalar las bases de esta: balanza de pagos, libertad de emprendimiento, reglas claras, transparencia en la administración, apoyo a la industria…
    Estas son palabras que todos conocemos, necesarias para que se den las condiciones idóneas. Sin embargo, la pregunta de siempre es: ¿quién le pone el cascabel al gato?

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